Abril 2025: Dar Esperanza en Medicina

Este número de Abril 2025 de Doctutor lo dedicamos a la Esperanza en Medicina: en las cuatro colaboraciones que lo componen se ofrecen diferentes perspectivas sobre el alcance y el significado de dar esperanza a pacientes y familiares.

Para el médico y el sanitario en general, ofrecer esperanza de forma fiable debe ser uno de los objetivos de la relación terapéutica con el paciente. La esperanza como objetivo de nuestro trabajo permite que tanto los pacientes como los profesionales de la salud encontremos sentido a nuestras experiencias. En el artículo Ofrecer esperanza en la práctica: fundamentos y estrategias” ofrecemos algunas propuestas teóricas o modelos conceptuales sobre lo que es la esperanza y, en base a ellas, unas recomendaciones básicas para que los clínicos ofrezcan esperanza a los pacientes organizados en tres pasos o estadios y con estrategias comunicativas concretas para desarrollar cada paso.

La esperanza es intrínseca a la interacción clínica. Abraza el futuro, incluso la muerte. Permite sobrellevar el dolor y el sufrimiento en el presente. Reinterpreta el pasado y redirige la historia del paciente hacia un final alternativo. En la colaboración titulada La Esperanza en el encuentro clínico” el Dr Li, nos recuerda que la esperanza es inseparable de la confianza y que su capacidad para transformar y trascender depende en gran medida de la confianza y la fe que el paciente deposita en su médico. Este médico internista de la clínica Mayo, señala que la esperanza se crea gracias a dos historias: Así como el paciente le cuenta una historia al médico, el médico puede contarle otra al paciente. Mientras que la historia del paciente trata principalmente del pasado, la del médico trata principalmente del futuro. Atendiendo a las historias de los pacientes, la mayoría de los médicos se forman una imagen de lo que podría depararle el futuro al paciente. El reto es comunicar esta visión y ayudar al paciente a ver nuevas posibilidades para el futuro. Al transformar la desesperanza en esperanza, el médico puede transformar el caos en paz

Antonio Piñas Mesa del Instituto de Humanidades A. Ayala-CEU, nos ofrece una visión desde fuera del ámbito sanitario sobre la esperanza precisamente en el ámbito sanitario: La práctica de la Medicina y la esperanza”. La salud es un bien muy valorado por el ser humano lo que la convierte en un objeto de la esperanza humana y, al médico, como un facilitador de esperanza en momentos de enfermedad. Los progresos de la ciencia médica, la farmacología y la técnica aplicada a la salud, convierten a la Medicina en general y al médico en particular es un medio para el mejoramiento de la vida. En su artículo Piñas, filósofo y profesor de humanidades, valora los riesgos y oportunidades que esto puede suponer para la relación entre el médico y el paciente. La medicalización de la vida, por ejemplo, asigna a la Medicina fines que no le corresponden. Invitándonos a reflexionar sobre qué podemos y que no podemos esperar del buen hacer del médico y de la Medicina.

Finalmente, Francisco Camarelles, médico de familia en un centro de salud de Madrid, en su colaboración ¿Es posible cultivar la esperanza como una competencia clave en educación y práctica médicas?”, reflexiona sobre la esperanza como una competencia clave en medicina y educación médica. A partir de la experiencia con un paciente con cáncer de páncreas, el autor plantea que la esperanza no debe confundirse con optimismo ingenuo, sino que es una actitud informada y activa que puede tener efectos terapéuticos. En el artículo Camarelles explora sus fundamentos neurobiológicos, su papel en la adherencia al tratamiento y su importancia tanto para los pacientes como para los profesionales. La esperanza, bien gestionada, puede mejorar la relación médico-paciente, la efectividad de los tratamientos y prevenir el desgaste profesional. El autor destaca también la necesidad de incluir la enseñanza de la esperanza en la formación médica a través de ejemplos clínicos, narrativa, habilidades comunicativas y modelos profesionales inspiradores, concluyendo con una invitación a los lectores a reflexionar sobre cómo integrar y evaluar la esperanza en la práctica y en la formación de futuros médicos, como parte del arte de una medicina más humana.



     

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