¡Qué bien se está esta tarde…..!*

Juan Carlos Muñoz García. Médico de familia jubilado y coordinador del GdT “Jubilados” de SoMaMFyC.
(*) Relato presentado en la II Jornada Internacional de Medicina Narrativa en Educación Médica. Facultad de Medicina UAM Madrid 12 Febrero 2024

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Estaba siendo agradable aquella tarde de enero en el jardín sentado al sol. Casi hacía calor. Estos dieciocho grados en enero no son normales. ¿Será el cambio climático?. ¡Anda, una pregunta! Ahí y por eso empezó todo. Me empecé a preguntar cosas. Primero los por qués, que no tienen respuesta y  como a los niños se les acaba diciendo: “por qué sí”. ¿Por qué el ser humano envejece? ¿por qué envejecer significa deterioro? Es producto del estado de bienestar, el malestar de los viejos. Antes había muy pocos viejos y los que llegaban a cumplir muchos años, no lo parecían. Antes no se envejecía, se moría en la juventud o al inicio de la adultez. El mundo está y cada vez más lleno de viejos y muchos improductivos (casi mejor, pues la mayor parte de lo que producimos está destruyendo el planeta). En poco tiempo necesitaremos más trabajadores en los cuidados que en el campo. Y muchos viejos son gordos: “de viejo, o te ajamonas o te amojamas”. Hay más ajamonados. ¿Por qué es esto? Tenemos un organismo perfecto y no es capaz de conseguir que no tengas apetito (por suerte en este lado del mundo llevamos muchos años sin hambre) o que si comes por gula o como acto social no es capaz de eliminar el sobrante. Tenemos todavía información genética de la edad media y todo lo que no utilizamos lo guardamos en lorzas de grasa por aquello del “¡y si sí…! ¿Por qué la ingeniería genética no ha dado con el gen del apetito o el del “to pa mi, a la saca”? Y, gordos o flacos, jamones o mojamas, un día “vas y la roscas? ¿por qué nos morimos? Además y, fuera de la fe que no exige demostración, el cuerpo sin circulación sanguínea, ni estímulos nerviosos, se para y, como decía aquel: la vida es movimiento (y no me refiero al Dr. Parkinson), pues eso, que si se paran los suministros las células dejan de funcionar y se van deshaciendo (“polvo eres y en polvo…”); pero los pensamientos que no paran en todo el día y dejan el relevo a los sueños de noche. ¿Qué pasa con los sueños y los pensamientos y los sentimientos y las sensaciones y las emociones y……qué pasa con todo lo que no es físico? ¿Nos reencarnamos? ¿Desapareces en La Nada de la Historia Interminable? Y, digo yo, ¿por qué me da por pensar estas cosas y hacerme mil preguntas? Con lo bien que se está al sol en enero después del cambio climático. Nada, que no puedo conmigo, necesito seguir con el por qué. Manda hue….¿Por qué nacemos? Sabiendo ya la inmensidad, lo infinito del universo, ¿por qué estamos en este pequeño planeta? Yo creo que nada tiene sentido; pero es tan triste esa conclusión que es más poético eso de que somos hijos de un Dios eterno y bueno (a ver si aprendemos de lo segundo, que lo primero parece que no está en nuestra mano) que es capaz de crear, esto es hacer algo de la nada, que nos cuida, aunque, a veces se descuida, que nos acompaña y nos espera en su eternidad. ¡Ay! ¿qué habrá de verdad en eso? Si como humanos matamos, esclavizamos, torturamos y todo lo terrible que se te ocurra, a nuestros iguales, a otros humanos por la excusa que sea: poder, tierra, religión, color o porque sí, sin más; me vuelvo a preguntar ¿por qué? ¿por qué la esclavitud, por qué las guerras, por qué la venganza, por qué la crueldad, por qué la mentira? No hay ningún otro animal que haga lo que el ser humano y tenemos los santos coj…de considerarnos el ser superior. Desde luego, superior en la capacidad de destrucción. ¿Por qué me hago estas preguntas? Si no tienen respuesta salvo la que le damos al niño: “porque sÍ”.

Ya está cayendo el sol, es lo que tiene el invierno, que dura poco el día. Bueno, realmente no es el sol el que se esconde, es la tierra que es más pequeña y gira más rápido la que lo tapa. O eso creo. El razonamiento científico alivia mucho; pero es más bello lo de la puesta del sol…me gusta ese momento del día.

Mira, por fin nos traen la merienda. Ya empezaba a tener apetito. ¿Me traerán las pastillas? Quiero pasar buena noche. Con los años, otra cosa que ocurre, es que se duerme menos. ¿Será porque se quiere vivir más? Seguro que es otro fallo de alguna sinapsis y no hay nada de poesía. 

¡Qué bien, mi enfermera favorita! Es una gran profesional y….es muy guapa (creo que ahora no es correcto este lenguaje, en la siguiente copia lo borro). Me trae las pastillas del azúcar, de la tensión, del colesterol ….sí, me trae el Sinpreguntil forte. Me lo voy a tomar y así, además de quedarme sin respuestas me quedaré sin preguntas (como tanta gente) y en ese estado tipo brócoli aunque no soy feliz, al menos no sufro, igual que con el analgésico. 

Me jubilé a los sesenta y cinco después de cuarenta años trabajando en lo mío y muy a gusto. A los noventa ingresé en esta residencia, he perdido a casi todos mis amigos de siempre, llevo aquí treinta años. Antes de que me haga efecto la medicación una última pregunta: ¿Necesito saber si mi vida ha tenido y todavía sigue teniendo sentido y quiero saber cuál ha sido?…………….

Qué bien se está esta tarde de enero en el jardín a dieciocho grados disfrutando de la puesta del sol y sin nada por lo que preocuparse………



     

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