Cuando decimos que no tenemos tiempo para nuestros pacientes.

María Braun. Médica de Atención Primaria

Resumen: “Los pacientes pasan diariamente tan rápido que nos es muy difícil mirarles, y no digo ya enfocar nuestra atención en cada uno de ellos antes de que la consulta nos lleve al siguiente y después, al siguiente y así sucesivamente”. Eso que dice Maria Braun es algo que es cierto y que todos reconocemos. “Centrar mi atención requiere dirigir mi energía, y esto supone invertir una cantidad de trabajo enorme. Sin embargo, poco a poco me fui percatando que si no dirigía mi energía a cada paciente, estaba perdiendo detalles que en realidad no eran detalles”, esto también lo dice Maria Braun, y también es cierto, pero lamentablemente muchos de nosotros aún no nos hemos percatado de ello.

When we say we don’t have time for our patients

Summary: «Patients go by daily so fast that it is very difficult for us to look at them, and I do not say to focus our attention on each of them before the consultation takes us to the next and then to the next and so on.» What Maria Braun says is something that is true and that we all recognize. “Focusing my attention requires directing my energy, and this involves investing a huge amount of work. However, little by little I realized that if I did not direct my energy to each patient, I was losing details that were not really details ”, this is also said by Maria Braun, and it is also true, but unfortunately many of us still do not have noticed it.

Cuando acabé la residencia, me preocupaban cosas tan dispares como que alguno de mis primeros pacientes se me muriese y saber por ejemplo, lo que significaba ser un médico. Uno de mis primeros pacientes fue un médico retirado de 97 años, quien me hizo caer en la cuenta sobre esto último.

“Ser médico significa que atiendes. Y cuando me atiendes, todo lo que quiero que hagas es que estés presente. No tienes que hacer nada más. Mantener a la gente con agujas, gomas, bisturíes y otras cosas por el estilo, no son más que tonterías que te mantienen lejos de mí».

Después nunca volvimos a hablar sobre el hecho de que yo fuese “su médico”. Evité implicarme más allá de nuestras citas de rutina. Para él, la importancia de «asistir» era una forma de “estar presente» en lugar de «hacer intervenciones». Esto es, asistirle con el espíritu con el que «estás en un partido de fútbol» o «ibas a la escuela primaria» (por usar alguna de sus expresiones, que en su momento no entendí).

Después me convertí en paciente, y cuando me pasó esto, aprendí otros significados de “atender al paciente”, el que resalto es el de “enfocar la mente o las energías sobre uno (una persona quiero decir), prestar atención”. Como cuando trato de atender posibles síntomas ominosos.

En mi situación de paciente, estuve dando bandazos durante meses por diferentes escenarios asistenciales. Estaba encima de mis síntomas continuamente. Entre los médicos que me atendieron, algunos parecían estar “atentos” también, pero otros, sin embargo, no. Cuando esos médicos no parecían estar enfocando sus mentes y energías, yo me daba cuenta que perdía el tiempo y mi dinero. Me decían que estaba bien, a pesar de que yo no me sentía bien, además me mandaban pruebas y más pruebas y yo sospechaba y dudaba sobre su idoneidad.

Sin embargo lo entendía. Soy médica de atención primaria. Mis pacientes pasan diariamente tan rápido que me era muy difícil mirarles, y no digo ya enfocar mi atención en cada uno de ellos antes de que la consulta me llevase al siguiente y después, al siguiente y así sucesivamente. Centrar mi atención requiere dirigir mi energía, y esto supone invertir una cantidad de trabajo enorme. Sin embargo, poco a poco me fui percatando que si no dirigía mi energía a cada paciente, estaba perdiendo detalles que en realidad no eran detalles.

Las expresiones que habitualmente utilizamos para definir la “atención”, “darnos” y “estar con”, implican que algo de mi misma cambia la posesión y va al objeto de mi atención. Cuando ofrezco a mis pacientes, ocurre que a cambio de esto, se me revela el momento presente (el que yo vivo) y el momento compartido con cada uno de ellos. La oportunidad de poder yo misma asistir a un momento dado viene dada precisamente por el acto de atender a ese momento dado. Ese estar presente en ese momento es algo que me afecta a mi. De modo que puedo decir que “encontrarme afectada” es lo que estoy pagando con la atención que le estoy dando al paciente.

Hay muchas maneras de estar presente, pero me parece que todas requieren que dirija mi atención a algo. Encuentro que los pacientes, por el hecho de estar en la habitación o en la consulta conmigo y lo palpable de su sufrimiento, son una ayuda muy fácil para concentrar mi atención. Siento, entonces que mi práctica diaria de la medicina es la forma más directa que tengo para poder practicar la presencia en cada momento.
Entonces:

Atender: Estar presente.
Atender: Prestar atención.

Los dos significados de atender convergen aquí ahora mismo. Si puedo descubrir cómo estar realmente presente en mis encuentros con mis pacientes, estaré aplicando mi mente y energía a ellos. No puedo aplicar mi mente y energía a los pacientes sin realmente mostrarme a mi misma. Si estoy presente, me veré afectada. Mis pacientes me lo notan y pueden decirmelo. Pero es que yo puedo decirlo también.

El primer significado de “atender” me lo enseñó un médico retirado que era mi paciente: solo tienes que “estar presente” me dijo. Tiene sentido que aprendiese más sobre “atender” siendo paciente de médicos en ejercicio: entonces presté atención.

A medida que me hago más vieja, más veo que la atención es una forma de manifestación del amor. Tenemos que demostrar nuestro amor hacia nuestros pacientes atendiéndoles como médicos, en todos los sentidos.



     

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