Diciembre 2021 ¿Aprendemos de la incertidumbre?
Doctutor despide el año 2021 con un numero en el que aborda temas variados. Presentamos en primer lugar un original de investigación realizado por compañeros de la Facultad de Medicina de la Universidad Francisco de Vitoria, titulado “El desafío de enseñar habilidades de comunicación con métodos experienciales: un estudio longitudinal con una cohorte de estudiantes de medicina” se trata de un estudio observacional con una cohorte de 114 estudiantes a los que siguen desde su primer a cuarto curso para comprobar como evolucionan sus habilidades de comunicación después de someterse a diferentes intervenciones educativas todas ellas de carácter experiencial. Los resultados muestran que las mujeres tienen actitudes más positivas hacia la comunicación, mientras que la consideración hacia la importancia de estas habilidades para la práctica permanece alta, las dimensión afectivas más relacionadas con las experiencias de aprendizaje acumuladas durante este proceso disminuyen Estos resultados son similares a los obtenidos por otros grupos y llaman la atención sobre la importancia del método educativo empleado, especialmente los experienciales donde los alumnos se ven expuestos ante sus compañeros y tienen retos prácticos a veces muy demandantes. Aunque se precisan más estudios, estos resultados resaltan el cuidado que debe tener el docente cuando emplea estas metodologías.
Hemos traducido una contribución de Steven Wartman, Presidente Emeritus, Asociacion de Academias de Centros Sanitarios de los EEUU, recientemente publicada en Academic Medicine y que consideramos especialmente interesante: “El desafío empírico de la educación médica en el siglo XXI”. En este articulo el autor enumera los desafíos a los que se enfrenta la educación médica en la era actual. Para abordarlos, recomienda hacer énfasis en aspectos curriculares específicos de la educación médica del siglo XXI: captación y selección de conocimientos, colaboración y gestión de las aplicaciones de la inteligencia artificial, una comprensión profunda del razonamiento probabilístico y el cultivo de la empatía y la compasión de acuerdo con los estándares éticos. Dadas estas necesidades, es importante que las facultades y las agencias nacionales educativas actúen hoy para emprender una reforma curricular significativa y, al hacerlo, se esfuercen por realizar los cambios necesarios para producir profesionales óptimos en un siglo XXI en rápida transformación. El autor ofrece finalmente orientaciones sobre como una institución puede comenzar a dar los primeros pasos para abordar estos desafíos.
Los dos artículos restantes son dos ejemplos diferentes de narrativa clínica. Por una parte, en “Toda la teoría sobre cómo dar malas noticias”, una adjunta de medicina cuenta su experiencia cuando fracasó en sus intentos de quedarse embarazada durante su residencia y como vivió las interacciones (desafortunadas) con los médicos y enfermeras entonces. Esto es contrastado con la teoría que ella enseña para ser empático. En un ensayo que trasluce la ironía de la enseñanza de recetas comunicativas y a la vez su utilidad solo cuando es empleado de manera natural y genuina: cuando una persona comunica auténticamente.
Finalmente, la psicóloga americana Helen Meldrum en “La cascada Covid mató a mi padre”, nos refleja la dolorosa experiencia de la muerte de su padre, por lo que se puede denominar efectos colaterales del COVID.