Experiencias Docentes: Soy R-3 y así lo estoy viviendo

Eva Monteagudo Pérez-Machado

Médico residente de tercer año

Unidad de atención familiar y comunitaria

La Laguna-TenerifeNorte

Resumen: En esta breve pero aguda reflexión una residente nos transmite como a través de su experiencia diaria significativa abordando a personas con problemas concretos y habituales se le revela la utilidad de muchos de los conceptos y de la teoría que de otra forma no dejarían de ser más que “una carga estéril, pesada y sin sentido”

Soy R3…y así lo estoy viviendo

Cuando comenzamos un camino, muchas veces mirar hacia delante es desmoralizador. Si no vemos el final, cada paso se hace más pesado y en ocasiones se nos antoja inútil. Pero si tras una curva de ese camino vemos, casi de sorpresa, un horizonte más cercano de lo que imaginamos, casi tan cerca que lo podemos sentir y tocar, entonces la cosa cambia.

Empezamos a recibir cursos de comunicación en nuestra Unidad, pero nunca los valoré tanto como cuando, en el Servicio de Urgencias, ante una familia desesperada tuve que decir que su hijo estaba grave. Nunca lo tuve más en cuenta que cuando me vi al otro lado, como familiar de paciente, que espera horas en una sala de espera y a la que se le da información como quien arroja un par de palabras a la cara. En esos momentos noté, toqué con mis dedos, la importancia de las palabras.

Nunca valoré tanto los análisis de artículos que hacíamos ni la medicina basada en la evidencia como cuando busqué respuestas que ningún libro me daba. Cuando esas respuestas no fueron para mí, sino para ayudar a un paciente que puso su confianza en mis manos y ante el que tuve que ser honesta y pedir que regresara mañana. Nunca me pareció tan tangible como cuando la reconocí como aliada.

No me preocupé nunca de ser integral en mis abordajes hasta que conocí a Gregorio, que no tenía dinero para comprar los caros antihipertensivos que le prescribía. O a Ana, o a Juan, o a Dolores. Nunca me pareció importante conocer qué querían de mí, hasta que dejé de percibirles sólo como síntomas. Nunca pude sentir tan de cerca lo que era ser Médico de Familia hasta que no me sorprendí necesitando ser biopsicosocial.

No me interesó saber nada de gestión, me aburría. Supuse que quedaba fuera de mis competencias, hasta que un día me mostraron lo enorme que era mi cupo y a todas las personas que desatendía. Nunca me importó organizar mi agenda hasta que encontré a Manuel, aislado en casa, atendido por su familia y conviviendo con una ELA. Comenzó a gustarme cuando conseguí entender cuan poderosa arma se trataba.

Siempre creí que la ética era innata y que aplicada a la medicina no debía ser muy distinta. Pero mi percepción  cambió cuando brotaron opiniones diferentes en nuestras reuniones de residentes, cuando lo blanco y lo negro comenzaron a mezclarse. Necesité madurar en voz alta mis ideas para sacar frutos de las visiones de los demás y darme cuenta que lo mejor para el paciente siempre es lo que el paciente quiere o necesita.

Y ahora, mientras ando, prefiero mirar hacía delante con la cabeza erguida y orgullosa de ser capaz de tocar, detrás de cada curva, un poco más de realidad. Sé que aún me queda mucho camino por recorrer para llegar a ser el Médico de Familia que quiero ser, pero me gusta el camino que en esta Unidad se han esforzado en crear para nosotros ya que a pesar de sus rodeos, sus subidas y sus baches, cuanto más avanzas, más sabes que es el camino correcto.


     

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1 respuesta

  1. Una muy viva reflexión que pone el solfa el modelo educativo sobre el que asientan los estudios de Medicina. Tiende a concebirse como una carrera «científica» para gente «de ciencias», y así se enseña, como una sarta de procesos independientes, que tienen sus criterios diagnósticos (específicos) y su tratamiento (de unívoca elección). Naturalmente, todo eso es mentira, por varios motivos:

    a) La Medicina no se concibe sin su vena ético-filosófica.

    b) Nuestro «caso» no es el lupus esotérico del Dr. House, sino la pluripatología del enfermo crónico.

    c) La Medicina es una disciplina tan psicológica y sociológica como «científica» (o quizás más).

    d) Saber Medicina implica saber de gestión de recursos y de políticas públicas.

    La Residente lo expresa de forma contundente. Lo cual la honra a ella, pero no deja bien parado a nuestro modelo de enseñanza. Ojalá las unidades docentes de Primaria lo vean más nítido…

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