El Modelaje en Medicina

Roger Ruiz Moral

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Vamos a ver esa rodilla! – exclamó el aguerrido traumatólogo cuando entró en la habitación acompañado de una nueva residente de traumatología. Con un ademán de acompañamiento les dirigí a la cama de mi paciente al que de forma inmediata y brusca aquel descubrió sus piernas levantando las sábanas para realizarle una rápida y eficaz exploración. Al acabar esta, el traumatólogo se volvió hacia mi dándome su opinión sobre la prueba que se le debía pedir y lo que era conveniente hacer con el paciente. Entonces me percaté con el rabillo del ojo como la nueva residente volvía a tapar las piernas del paciente con la sábana a la vez que le dirigía una sonrisa y le susurraba algo al paciente, tal vez interesándose sobre como se encontraba.

Poco después fui yo el que respondía a una hoja de consulta sobre un paciente ingresado en traumatología en el que habían aparecido unos ganglios inguinales. El traumatólogo me acompañó a la habitación del paciente y la misma residenta nos siguió callada y muy pegada a nosotros. Sin mediar palabra, el cirujano destapó a uno de los dos pacientes que se encontraban en la habitación, lo que me orientó finalmente hacia dónde dirigir mi atención. Tras un rato explorando las ingles del paciente y después de un breve interrogatorio, el traumatólogo me ofreció alguna información clínica extra que nos mantuvo en diálogo ajenos por completo al paciente. En breve instante me dí cuenta como la residenta cubría con las sábanas las ingles y la entrepierna aún descubiertas del paciente.

Tuve ocasión todavía de cruzarme en un par de ocasiones con esa nueva residenta de traumatología. Me llamó la atención su complexión, a mi juicio demasiado delgada para ser traumatóloga. También sus modales que eran gráciles y delicados. En una de esas ocasiones, la miré y a la vez que ella me sonreía, movió su mano saludándome.

Una mañana me llamaron de la urgencia para valorar a un paciente. Había acabado de hacerlo y conversaba con el jefe de residentes en el pasillo cuando vi que acudía la misma residenta de primer año de trauma con uno de sus compañeros residentes mayores. Ambos entraron en uno de los boxes. Se me ocurrió aprovechar la ocasión para comentarle al residente de trauma un paciente que había ingresado y que por una caída además presentaba un dolor en el tobillo. Me acerqué al box en el momento en el que el residente mayor destapaba al paciente de la camilla al que observaban el médico de urgencias y la joven erreuno de trauma. Tras una exploración que parecía de caderas el residente mayor pasó a conversar con el médico de urgencias. Me percaté que el residente había dado la espalda al paciente dejándolo completamente destapado y tenía al descubierto sus genitales, por un momento me fijé en la residenta aún al pie de la camilla…para mi sorpresa se incorporó a la conversación de su erre mayor con el médico de urgencia sin que en esta ocasión cubriese con la entremetida al paciente.

Había pasado un mes y medio desde que la ví en mi consulta por vez primera.



     

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1 respuesta

  1. Marly dice:

    Muy bueno, para reflexionar acerca de la importancia del EJEMPLO .
    No basta con enseñar los aspectos técnicos del conocimiento Medico, es preciso transmitir Sentimientos elevados, respeto a la dignidad del Ser humano, especialmente en la relación terapéutica.
    Gracias por esta Enseñanza

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