Salud Comunitaria: aprendiendo medicina por las vidas de otros
Lourdes Solange Venegas Tarancón PASANTIA PERIURBANA (SALUD FAMILIAR Y COMUNITARIA). FACULTAD DE MEDICINA – UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMAN – ARGENTINA
Resumen: Una estudiante de medicina argentina ofrece algunas reflexiones fruto de su experiencia práctica en salud comunitaria. El impacto principal para esta estudiante es el papel que lo cultural, el contexto, los determinantes sociales de la salud pero también la esperanza, el respeto y la amistad, juegan cuando se trata de salud
Decía el autor uruguayo Eduardo Galeano: “Libres son quienes crean, no copian, y libres son los que piensan, no obedecen. Enseñar es enseñar a dudar.”
Hoy al mirar lo vivido y lo aprendido en estas semanas de mi rotación creo que la frase resume mi proceso de aprendizaje. Volver la mirada al individuo y su contexto, nos vuelve a un medicina más humanitaria y porque no al “arte de curar” que pregonan muchos académicos.
La salud familiar y comunitaria, nos hace tener una mirada global de la persona, nos acerca lo cotidiano de su vida y abre las puertas a la interioridad del individuo.
El trabajo en el Centro de Atención Primaria de Salud, fue muy significativo, nunca me sentí tan parte de algo en los seis años previos de la carrera. Contaban con nosotros, nos esperaban, se brindaron enteramente y se veían las caras de tristeza en nuestra partida. Nos enseñaron con mucho cariño y nos abrieron las puertas no solo de su trabajo sino también de sus corazones.
Cada salida al barrio fue un aprender nuevo, desde el llegar y golpear las manos para que nos reciban, rompiendo la timidez personal y desafiando miedos, hasta sentarnos a compartir un mate mientras corría el relato de lo que pasaba por el corazón en ese momento. Cada familia que visité me conmovió de manera distinta y por más que el informe fue de una sola de ellas, me fue inevitable hacer intervenciones por las otras. Con la que trabajé me impactó, cómo lo afectivo y los miedos maternos y paternos, por la historia de los otros hijos, podían afectar de manera negativa en el más pequeño, por falta de atención y estimulación. Otra vez lo vincular juega un papel crucial en la historia personal y familiar.
Pude comprender lo importante que es para una población poder acceder a una educación, a un sueldo digno, a una vivienda decente; que la salud realmente no se trata de médicos, enfermeros y vacunas, sino que el problema de origen es mucho más profundo y realmente intersectorial, donde lo cultural juega un papel muy importante. Muchos de los individuos del barrio “Nueva Esperanza” carecen de todos aquellos recursos, pero incluso aún carecen de algo mucho más importante que es un motivo, una razón, una expectativa de vida por la cual luchar, metas por cumplir o logros por realizar, y porque no sueños…
Hubo momentos que me cuestionaron mucho, desde lo ético, desde mis creencias y desde el respeto por el paciente. Fueron momentos, que en el dialogo con mis compañeros, la tutora y otros médicos me esclarecieron, y otra vez dudando y juntos aprendimos.
En lo personal fue una experiencia muy rica desde lo académico, más de una vez tuve que volver a los libros buscando una dosis o el tratamiento adecuado de alguna patología, o revisando conceptos de APS, pero también lo fue desde lo humano, desde los gestos de cariño del personal de salud, de los pacientes, de las familias, de mis compañeros; que para mí eran solo conocidos y el trabajo conjunto generó otros lazos de confianza, de cariño y de amistad.
Mi transitar por la Pasantía Periurbana, me hizo ser y sentirme parte de esta comunidad como instrumento de esperanza, espero que mi paso por sus vidas sea tan útil como la de ellos en la mía. Es mi deseo seguir brindándome a los pacientes desde un lugar de amor y respeto, sin dejar de conmover por el dolor ajeno.