“La mujer justa” de Sándor Márai
Comentario: Lola Fernández Herrera
La mujer justa del escritor húngaro Sándor Márai es una obra divida en tres partes que narran la visión triangular de un mismo relato: la historia de una pasión amorosa. Pero no es sólo eso, es una continua reflexión del autor sobre la sociedad, el trabajo, el amor, la pasión, el matrimonio, y la muerte… en definitiva, sobre la naturaleza humana. Escrita con una excelente prosa, no menoscabada por una buena traducción, su lectura es un placer incluso en los numerosos párrafos en los que el autor transita sobre los temas más diversos.
Los acontecimientos son narrados en cada parte por uno de los tres protagonistas: Marika, una mujer que descubre la obsesión de su marido por otra mujer; Peter, un hombre insatisfecho con su vida perfectamente burguesa y su matrimonio y Judit, la mujer de la que se enamora y que acabará decepcionándole. Se dirigen a un interlocutor que les escucha y al que no oímos, en un diálogo que en realidad es un monólogo.
La historia transcurre en su mayor parte en Hungría y abarca dos periodos: los años previos a la segunda guerra mundial, y la posguerra con la ya implantada “democracia popular” y el exilio.
Es un retrato exhaustivo de la burguesía húngara en ese periodo de la historia y su contraste con las clases sociales pobres. El protagonista y su familia tienen aparentemente una vida plena, pero el autor, a la vez que nos describe la perfecta y organizada sociedad burguesa, nos envuelve con uno de los grandes temas del libro, la soledad humana. El destino irremediable del hombre es estar sólo. Para huir de la monotonía, de la perfección, en definitiva de la soledad, Peter, que no se deja amar ni es capaz de amar en su matrimonio, busca un objeto de pasión en una mujer de otra clase social, como revulsivo y escape de una vida vacía.
La novela tiene una gran carga simbólica, que el lector puede ir descubriendo e interpretando libremente, pero de la que Márai nos proporciona indicios para que reconstruyamos su discurso.
El tema principal del libro, la ruptura del matrimonio para ir en pos de un ideal incierto y al final fallido podría ser una parábola sobre la implantación en Hungría del régimen comunista.
Además de los tres personajes principales destaca el escritor Lázár, que aunque no completamente desarrollado en la obra, es un contrapunto interesante al protagonista y simboliza la amistad entre dos hombres en contraposición a la relación hombre-mujer, además de otras posibles interpretaciones como alter ego de Márai y símbolo de la intelectualidad húngara en la encrucijada histórica del cambio de régimen.
El título, La mujer justa, no hace referencia a la justicia, sino a la “adecuada, real o verdadera” y en la novela este adjetivo no sólo recae en la mujer sino que también hay mención al hombre justo, por lo que deducimos que perfectamente se podría haber traducido como La persona justa.
Además de todas las ideas que fluyen a lo largo del libro, llaman la atención algunas acertadas referencias a los médicos y a la Medicina, que Márai utiliza como ejemplos en sus reflexiones.
Aunque hay muchas frases y párrafos del libro que se pueden aplicar a cualquier persona y sociedad de cualquier tiempo, personalmente me ha interesado la disquisición que hace Márai sobre las dos actitudes que suelen tener los seres humanos al afrontar su trabajo: como un instrumento de realización personal aquellos que trabajan con vocación y como mero instrumento de subsistencia para otros.
Y por su increíble paralelismo con el momento actual, sorprende la descripción que nos hace del periodo de transición entre las dos guerras, en el que con un optimismo inconsciente, hombres y países pedían prestamos a largo plazo “y lo que era aun más asombroso, no solo los pedían sino que además se los concedían”
Sándor Márai nació en Hungría en 1900 en una familia de la burguesía. Intelectual y humanista, dedicó su vida a la literatura. Entre sus obras destacan además de la reseñada, La hermana, El último encuentro, La herencia de Eszter, Divorcio en Buda, El amante de Bolzano y su autobiografía Confesiones de un burgués.
En 1948 abandonó su país y se instaló primero en Italia y posteriormente en Estados Unidos. En 1989 Márai, enfermo, decidió no seguir viviendo.