Tristram Shandy. De Laurence Sterne
Comentario Roger Ruiz
Tristram Shandy: Cuando leí la Odisea hubo un aspecto que me llamó especialmente la atención por encima de otros muchos, fue su actualidad. Me quedé impresionado con el hecho de que la primera historia narrativa de nuestra cultura escrita hace más de 4000 años podía ser leida con el mismo interés que una buena novela contemporánea. Y esto era así no solo por el interés en si mismo de la historia que allí se cuenta sino, sobre todo por la forma en la que esta se cuenta. Estoy seguro que el que me llamase la atención especialmente este aspecto contribuyó en gran parte el que mi lectura de esta obra la hiciese a una edad tardía (a finales de mis cuarenta). De haberlo hecho en mi niñez o juventud temprana como se suele hacer con este tipo de obras supongo que me habrían impresionado otros aspectos quizás más relacionados con su trama o con sus personajes. No estoy diciendo que la propia trama, los protagonistas y sus relaciones, sus emociones, sus anhelos y sus acciones no contribuyan a esa actualidad, desde luego que también lo hacen, pero a mi lo que me impresionó de la Odisea fue eso, su construcción su estilo narrativo: ¡la primera obra de la literatura occidental contiene la esencia de esta literatura! Casi como si las posibilidades que la narrativa de ficción de toda una cultura estuvieran presentes en su primera creación, marcando por tanto la dirección en la que esta se debe desarrollar. Como mero aficionado a la literatura desconozco si este tema ha sido objeto de miles de tesis doctorales y trabajos eruditos en los departamentos de literatura de las universidades de todo el mundo, seguro que es así,…pero a mi me parece realmente un aspecto digno de un cuento de ficción de Borges. Mientras escribo este comentario, me imagino este cuento ficticio “de los libros que contienen todos los otros libros”, y del cual la Odisea sería su “Stem Cell“ y entonces habiendo pasado por algunos otros que no voy a nombrar aquí la historia de estos Stem Cells parece termina en Shakespeare y en Cervantes…¿No les llama la atención que ambos muriesen a la vez? (realmente la realidad supera a la ficción ¿verdad?). Pues bien lo que ahora acabo de descubrir con esta nueva lectura que aquí les presento, es que “La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy” escrita unos 150 años después del Quijote por un pastor inglés (aunque nacido en Irlanda) Laurence Sterne, posee esos rasgos de originalidad que marcan esas direcciones que solo mucho después se habrán de retomar para ser desarrollados en toda su plenitud y potencialidad.
Esta es una buena razón para invitarles a que lean esta magnífica obra y, aunque una vez más, la gracia de la historia recaiga en la originalidad con la que esta es contada por su autor, esta originalidad efectivamente no puede desligarse de lo que en ella se cuenta, pero sobre todo de los temas que casi de manera accidental son sobre los que se construyen sino la trama si las digresiones que tejen el armazón y le dan un sentido propio, único a la obra. Es muy difícil catalogarla de alguna manera, quiero decir, transmitirles en resumen sobre que es lo que se pueden encontrar allí, pero sobre todo yo resaltaría algo que precisamente el propio autor dice de ella: “trata de reirse de las cosas serias y a la vez hacer serias ciertas cosas alegres”…pero creo que predomina con mucho lo primero. ¿Qué como es este libro?…Piensen en una gran novela picaresca, como “El Lazarillo” o “El Buscón”, tal vez la mejor comparación que inicialmente podamos hacer, pero resaltando que se trataría de una novela picaresca inglesa. Piensen también en autores como Cervantes y su caballero y escudero, en Rabelais y su “Gargantúa y Pantagruel” o en Swift y sus gigantes y enanos, Tristram es una explosiva mezcla de muchas cosas de todos y cada uno de ellos, ofreciéndonos una realidad de lo humano más caótica, más burlona, más…tal vez más acorde con la sinrazón última de su existencia, por eso tal vez lo que nos regala es una perspectiva más perecedera, más hedonista o epicúrea de nuestra existencia. Piensen en que toda la historia es una gran alegoría…una alegoría de la fatuidad del mundo y de las acciones y creaciones humanas, algo así como el correlato histriónico de lo que Montaigne reflejó de manera sesuda (y elegante desde luego) en sus ensayos. Piensen por tanto que cada uno de sus personajes es también una especie de complicado arquetipo humano: El tio Toby, (o como vivimos de nuestras historias pasadas y quedamos obsoletos), el sargento Trim, (o el fiel criado enamoradizo), la madre de Tristram, (o la maestría en el ejercicio del papel de esposa) Mr Shandy, su padre (realmente el personaje clave: muchas cosas pero sobre todo el sinsentido de las grandes empresas del hombre: la educación, la justicia, la erudición,…) el Dr Slop (la medicina o la charlatanería) , la viuda Wadman (o las relaciones entre los sexos tal y como las ven las mujeres, especialmente jóvenes viudas), el pastor Yorick (la razón y la religión a la vez, alter ego del autor). La obra se compone de 9 libros escritos a lo largo de varios años y entregados a la imprenta en diferentes momentos. El momento en el que el autor es engendrado hasta su nacimiento creo que lleva los cuatro o cinco primeros. Imagínense en que clase de digresiones se entretiene el autor, en las narices, la educación de su hijo, los nombres propios y la influencia que estos ejercen en la persona que lo lleva,… sus diálogos…retorcidos, hilarantes (se describe el momento en que el autor está siendo engendrado “perdona querido –dijo mi madre- ¿no te has olvidado de darle cuerda al reloj?——— ¡ Por D——-¡ gritó mi padre…¿hubo alguna vez desde la creación del mundo mujer que interrumpiera a un hombre con una pregunta tan idiota?”), desconcertantes (la descripción de cómo el autor es circuncindado por el bastidor de una ventana y como todos los personajes de alguna manera han participado en este accidente), extravagantes (las disquisiciones sobre los bigotes, las narices, el desarrollo de algunas teorías lockianas como la de la asociación de ideas…) mordaces (como las múltiples referencias a personajes de su época cargadas de segundas intenciones), infinitos (circulares, inacabados, borgianos), terriblemente modernos, tanto que parece que estemos leyendo a Cortázar, Virginia Woolf o Joyce, herederos suyos directos como también Machado de Assis, Beckett y tantos otros. Una sátira sobre el conocimiento humano, sobre las aspiraciones de los hombres pero abordada desde una perspectiva que haría las delicias del propio Freud: impregnada de sexo en cada una de sus páginas…desde el comienzo con el coitus interruptus en el que el protagonista es engendrado hasta el simbólico final con la historia del toro de Obadiah sospechoso de engendrar al hijo de este y que da pie al pastor Yorick a resumir lo que el libro representa (por cierto magníficamente traducido por Javier Marias – versión esta recientemente reeditada en Alfaguara que recomiendo- y con un conjunto de notas realmente útiles y aclaratorias como esta del final del libro) : “Una historia de una polla y un toro” (a Cock and Bull story) es decir una gran fábula, como el libro entero…”uno de los mejores de su género que jamás he leido” como afirma finalmente Yorick…con el que estoy totalmente de acuerdo..