EL PRIMER HOMBRE, de Albert Camus

Comentario de Juana Mª González Barranco

Albert Camus en su variada obra desarrolló un humanismo fundado en la conciencia del absurdo de la condición humana. En 1957, a la edad de 44 años, se le concedió el Premio Nobel de Literatura por «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy».

De la obra de Albert Camus me sorprende su forma de expresión, la sencillez de ésta, cómo describe las situaciones, el manejo del lenguaje, la brillantez de su relato, su capacidad para crear ambientes, la descripción breve pero espléndida de los personajes a través de pequeños rasgos físicos…

“El Primer Hombre” es una novela autobiográfica y su última obra. La muerte le sobrevino en 1960, en un accidente de automóvil  cuando aún no había terminado de escribirla. Dentro de su automóvil llevaba un maletín negro. En él, junto a algunos objetos personales, encontraron un manuscrito de 144 páginas difíciles de descifrar, por la falta de puntuación y la escritura rápida de Camus. Este hecho fue todo lo que se supo de esta obra durante 35 años, pues hasta 1995 no fue publicada. Esto se pudo hacer  gracias a que su hija facilitó el manuscrito para su edición y realizó la trascripción del mismo.

El título de la novela  hace referencia al padre de Jacques Cormery, el niño que protagoniza esta  historia. La novela se inicia con las circunstancias que rodean el nacimiento Jacques. Cuando el protagonista tiene un año de edad su padre muere en La Primera Guerra Mundial. La madre, una mujer muy trabajadora, analfabeta, sorda y muy poco habladora, se traslada con sus dos hijos a Argel a vivir con su madre, la abuela de Jacques. Ésta es una mujer de carácter muy fuerte, cabeza de familia. Con ella ya conviven dos hijos varones, uno de ellos deficiente mental. La familia de la abuela es de inmigrantes españoles.

Desde mi  forma de ver, la novela gira en torno a tres ejes fundamentales.

Uno de ellos es el amor que el protagonista tiene a su madre. Una mujer muy trabajadora, que como ya he dicho antes, es sorda, analfabeta, poco habladora, que se   muestra pasiva ante las palizas que la abuela le da a Jacques. Una mujer que en raras ocasiones muestra sus sentimientos. Nadie sabe lo que realmente piensa esta buena mujer. Las únicas muestras de amor que la madre da al hijo son algunas miradas, algunos monosílabos y alguna que otra caricia; pero el hijo ama profundamente a su madre y  la respeta. No entiende cómo se puede sufrir tanto como él sentía que su madre sufría. Cuando el niño pasa con una beca de la Escuela de Primaria al Liceo y tiene que rellenar un impreso en el que tiene que poner la profesión de su madre, siente vergüenza de escribir “criada” pero a continuación siente vergüenza de haber sentido vergüenza por ello. Este amor que el protagonista profesa a su madre le dura hasta la muerte. Cuando el  protagonista-autor de la novela recoge el Premio Nobel de Literatura, a una de las dos personas a quien se lo dedica es a su madre.

Otro de los pilares o ejes de la novela  es la búsqueda constante que el protagonista hace de la figura del padre, un ser casi “mítico”. Todos le hablaban de que murió por la “patria” pero poco más le decían. De él sabe que se llamaba Henri, que se había criado en un orfanato, que había aprendido a leer y escribir ya de adulto y, poco más. Cuando Jacques ya es mayor pregunta frecuentemente a la madre por su padre. Él tiene una gran necesidad de saber de su progenitor, pero ella, que vive en su aislamiento, poco parece recordar. Le responde con miradas huidizas, monosílabos… En esta búsqueda por saber algo de su padre encuentra un compañero de la guerra de Marruecos de 1909, el cual tampoco le dice mucho; pero sí resalta la humanidad  y honradez de éste cuando le cuenta a Jacques que su padre ante la barbarie de ambos bandos, al ver a un compañero degollado comentó muy enfurecido: “Un hombre no hace eso…”El compañero trata de explicarle que en la guerra se hacen estas cosas, tanto en un bando como en el  contrario. El padre de Jacques exclamó: ¡Qué raza inmunda! Todos, todos…

Otro de los ejes de la novela hace referencia a su maestro, el señor Bernard (señor Germain en la realidad). El señor Bernard  es el “padre”, en cierto sentido, que Jacques no llegó a conocer. Con su magisterio despierta el interés del pequeño por la vida y el mundo, iniciándolo en el amor por la lectura. Lo apoya y estimula en el rendimiento escolar. De él recibe el pequeño, afecto y confianza. El señor Bernard  sabe ver la potencialidad que  Jacques tiene y le motiva y le anima para que continúe estudiando. Le ayuda para la obtención de una beca y para el ingreso en el Liceo. Para que todo esto fuera posible, el señor Bernard tuvo que vérselas con la abuela del pequeño, la cual tenía pesando para él otro destino, empezar a trabajar desde niño. Todo esto quedó en la memoria del pequeño Albert y es a su maestro, el señor Germain,  la otra persona a la que dedica el Premio Nobel.

El pequeño Jacques tenía una afición desmedida  por el fútbol. Éste era una de los motivos por el que recibía  palizas de su abuela, por desgastar las suelas de los zapatos, no tenía zapatos de repuesto. Camus, en su juventud, jugó de portero de fútbol en un club de su región, y le dedicó bastante tiempo al deporte. Poca gente comprendía que un  intelectual de su talla, un Premio Nobel de Literatura tuviese esa afición por este deporte. Él manifestó en cierta ocasión que todo lo que sabía con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debía al fútbol.

En el libro el autor resalta la amistad con su compañero Pierre. Lo vivido con él en esa isla de pobreza que era su barrio en Argel. Él pensaba que lo más valioso que tenía eran los días de vacaciones para pasear por su barrio, ir al puerto, jugar con sus amigos al fútbol e  ir los jueves a por libros a la biblioteca municipal. Un niño que crece con el fútbol y los libros.

Inmersa en la lectura de la novela de Albert Camus he experimentado un profundo placer  y a su vez un gran respeto por su vida y por sus ideales. La lectura de esta obra ha hecho formularme una pregunta: ¿Cómo y por cuales caminos este niño tan pobre y criado en una familia tan ignorante y marginal socialmente, con una infancia tan gris,  llego a convertirse en Premio Nobel de Literatura? Su vida es una lección y un estímulo. Nos hace ver que nada viene predeterminado, que para conseguir algo lo importante es desearlo y trabajar por ello.

     

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