Eco Solidario.
Mª Pilar Arroyo. Médica de Familia. Centro de Salud de Huarte (Navarra)
Según avanzan las jornadas de encierro, se suceden las situaciones, noticias, avisos que van dando color diferente según sean las cifras, datos, valoraciones, ensayos, hechos y novedades, tests…y quien los refiere y, a la par, vas poniendo cara y nombre a quienes están detrás de ellos. Vives de cerca los escenarios de familias, amigos, pacientes y, entre ellos, a veces, están las y los compañeros que organizan este maremagnun y quienes, trabajando en la trinchera, han caído contagiados. Digo caído con fuerza, porque suponen una parada, un cese y, tras un período, es esperable se levanten y retomen su actividad y nos vuelvan a acompañar.
Cada mañana, al acercarme al trabajo pienso en ellos. Hablan de encender velas por los que se han ido definitivamente y piensas que también te puede tocar a ti…Cada uno aportó lo que consideraba adecuado y oportuno en su trabajo, se acercó oportuna o inoportunamente a un foco de contagio, sin pensar en su propio riesgo con o sin medios de protección…y se llevó consigo el virus letal.
Stop a su proyecto vital, laboral, familiar, en tantos escenarios y momentos diferentes… llevando al extremo su compromiso deontológico y juramento hipocrático. ¿Cuál era a situación laboral de cada uno de ellos? ¿respondía su dedicación a ese contrato? O ¿respondieron de acuerdo a lo que su preparación y responsabilidad personal obligaba? …y encontraron la muerte.
Lejos de desalentar al resto de colegas, se sigue/seguimos trabajando, cercanos a los pacientes, a los que están más solos, a quienes van a perder a sus allegados y necesitan apoyo…porque esta profesión dicta ese nivel de atención en tu fuero interno…Algunos textos previos en este foro también lo recuerdan y valoran.
¿Son suficientes los aplausos de cada día a las 20h? ¿Merecerá la pena, cuando este túnel se acabe, valorar cual es la ponderación/valía que la sociedad da a estos profesionales versus la demanda que reciben y cómo la responden?. No cabe duda de que ahora, en el día a día, sentimos ese estar atentos recíproco en los que atendemos. No hay consulta presencial, ni llamada de teléfono, tan frecuentes, que no finalicen con un “Y tú ¿cómo estás? Cuídate tú también, que nos tienes que atender” “te necesitamos sano”.
Ciertamente es triste que sea una epidemia de esta envergadura la que refleje y demuestre a la sociedad el valor y compromiso de nuestra profesión sanitaria, esperemos que su realidad obre como efecto levadura para estos momentos y el futuro de la misma.
Gracias!!