¿Para que sirve la entrevista médica?

Fred W Platt *

Un adjunto manda a un estudiante para que entreviste a un paciente y le haga la historia y el paciente se niega a contar su historia por enésima vez. Esta situación docente nos sirve para reflexionar sobre el papel de la entrevista médica y para resaltar la artificiosidad de desligar las diferentes funciones que tiene la entrevista de cara a su enseñanza.

La situación

¿Y ahora qué?
Este estudiante se sintió bastante mal. Después de algún tiempo más insistiendo para que el paciente cooperase no tuvo más remedio que abandonar la habitación y decirle al adjunto que le había encargado el trabajo que no podía hacer nada al respecto. Le dijo que si el paciente no quiere hablar y no se deja explorar no hay nada que hacer.

El médico (que estaba bastante liado) lo que pensó fue que el estudiante había tratado de evitar la tarea (seguramente querrá estudiar para el examen de mañana se dijo) y que a la mínima había aprovechado para escaquearse, ya que al menos podía haberle hecho una exploración dirigida. El estudiante en realidad estaba bastante afectado por lo que pasó.

La reflexión que traemos aquí con este caso es si realmente sabemos cuáles son los objetivos de la entrevista médica ¿es solo conseguir información clínica relevante o hay algo más? ¿Si hubiese más hay que hacerlo de forma secuencial?

Por supuesto que uno de los objetivos más importantes es conseguir información, pero es verdad que, como se da en el caso, si el paciente se niega entonces hay poco que hacer al respecto. Resulta que cada vez más hay profesionales que piensan que la entrevista médica sirve además para construir una relación profesional con el paciente, para llegar a acuerdos con él/la y para ayudarle a llevar a cabo las acciones acordadas (Ruiz Moral, R 2004). En este ejemplo, el problema que surge entre el estudiante y el paciente tiene que ver sobre todo con aspectos puramente relacionales y comunicativos entre ambos.

Si el estudiante hubiese estado al corriente de las diferentes funciones de la entrevista médica (si esto se le hubiese enseñado), en este caso tal vez pudiera haber caido en la cuenta de que le podría haber sido más rentable aparcar por un momento la tarea de obtener información y centrarse en la de conectar con el paciente, tratando de escucharlo y averiguar por qué pensaba de la manera en la que parece pensaba en relación a dejarse historiar.

Imaginemos por un momento como podría haber trascurrido esa otra entrevista:

¿Le cuesta trabajo creer que simplemente siendo empático se puede alcanzar tanto?…En realidad no es tan fácil pues para ser empático, aunque sin duda hay que tener una serie de habilidades y saber emplearlas, exige un requisito previo…el disponer de una actitud de interés genuino por el paciente y por lo que este piensa y por ello tratar de explorarlo. Muchos de nuestros estudiantes vocacionales poseen esta maravillosa actitud que les hará ser los grandes clínicos del futuro,…pero ¡ayyy! han debido sacar en la selectividad casi un 14…y no parece que el ser un cerebrito suponga tener este tipo de actitudes.

Dicho esto también hay que decir que nunca es tarde si la dicha es buena y que todo se puede aprender y que si nos damos cuenta del enorme poder de la empatía o de otras habilidades para conectar con las personas, nos inclinaremos cada vez más a usarlas y a la larga esto irá cambiando nuestra actitud de mantenernos “alejados” de esas personas tan raras que no siguen lo que se les manda y no se comportan como buenos pacientes (es decir haciendo caso a los médicos). Y entonces un dia nos encontraremos tratando de entender las emociones de los pacientes y nos daremos cuenta que al hacerlo se nos abrirán nuevas posibilidades de actuar.

La empatía no es un truco. El estudiante de la segunda escena no estaba tratando de engañar al paciente para que cooperase, pero aunque inicialmente lo hubiese hecho con tal intención, a donde le llevó su conducta fue nada más y nada menos que a descubrir las razones del estado emocional del paciente y esto ya para cualquier estudiante sin rasgos psicopatológicos le lleva no solo a entender sinceramente al paciente sino a modular su actitud en la dirección necesaria para ser un buen clínico.

*Este artículo está basado y adaptado de un caso original de Fred Platt (Denver Colorado, USA) a quien agradecemos la utilización del mismo. El original apareció bajo el título de “I’m not talking” en su libro “Conversation Repair. Boston (Mass): Little Brown, 1995”.

 


     

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1 respuesta

  1. Mariola Marrero dice:

    ¿Y si el problema no es del estudiante? Al fin y al cabo está aprendiendo. Tal vez quien tiene que aprender de esta situación es el adjunto. ¿De qué modo introducimos a los estudiantes en nuestra relación con los pacientes? Si es importante el aprendizaje con pacientes, también es importante que el paciente lo sepa por su médico. De hecho, hasta en nuestras relaciones personales, sin mayor impacto, procuramos «introducir» nosotros a las personas que entran como nuevas en una relación previamente establecida, por muy poco relevante que pudiera ser ésta.

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