Mayo 2024: Índices del deterioro de nuestra sanidad: un 18% de plazas de medicina de familia no cubiertas

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Doctutor quiere enfatizar en este número de Mayo la importancia que como indicador de la salud de nuestro sistema sanitario público tiene el hecho de que el 18% de las plazas de la especialidad de la Medicina de Familia ofertadas en la última convocatoria MIR se hayan quedado desiertas. En el artículo de cabecera de este número titulado Atención Primaria Española: Un barco a la deriva, da igual cuando lo leas, Víctor Espuig, médico de familia y vocal de comunicación de la Sociedad valenciana de MFyC en un ejercicio extraordinario de concreción, expone las principales causas del proceso de deterioro que en los últimos años sufre la Atención Primaria (AP) en España y del que ese número de las plazas de la especialidad de la Medicina de Familia que han quedado desiertas no es más que uno de los muchos síntomas que lo anuncian desde hace ya bastantes años. El análisis de Víctor sobre la sangría de los médicos de familia es, a la vez, conciso y riguroso, lo que le lleva a hacerse una serie de preguntas claves, las que todo político responsable se debería hacer antes de tomar medidas para revertir la situación. Sin embargo, él mismo muestra un pesimismo global y por eso tal vez se responde: “Quizás son muchos los que no querrán saber las respuestas, algunos por miedo y otros por indiferencia”. Pero su análisis abarca también algunas de las nefastas estrategias que en los últimos 40 años vienen implementando políticos cortoplacistas y académicos de salón para tratar de (no) remediar esta actual situación de agotamiento y deterioro de la AP, pues hoy día ya casi nadie se cree que efectivamente estén tratando de remediar nada, al contrario, su estrategia es de un obsceno desmantelamiento y derrumbe. Sus conclusiones son demoledoras para cualquier responsable político sanitario con vergüenza. Finalmente, el autor ofrece un listado de acciones, ciertamente no exhaustivo, que serviría para empezar a revertir el caos reinante en la AP del país. No debemos engañarnos, con la desaparición de la AP (más temprana que tarde si las cosas siguen así), se cerrará otro capítulo más en el desmembramiento de los derechos conseguidos por las clases desfavorecidas y medias trabajadoras en los últimos años en nuestro país. Por cierto: ¿Alguien ha oído en las sucesivas campañas electorales que ocurren cada pocos meses a algún político tratar este tema con seriedad,…o simplemente nombrarlo?

En el siguiente artículo Cualidades para ser un buen docente sanitario se argumenta sobre las características que ha de poseer un docente clínico para llegar a ser excelente, y donde, frente a otras propuestas bien fundamentadas y valiosas como la de Ronald Harden, se sugieren cinco cualidades básicas  (aportando también un testimonio de un residente sobre lo que le determinó a escoger su especialidad) de las que una importante es el entusiasmo que transmite el tutor clínico al estudiante. Así, ante el dato de casi un 18% de las plazas de medicina de familia de la última convocatoria MIR desiertas, cabría también preguntarse si es que los médicos de familia que ejercen docencia no han sido capaces de transmitir a los estudiantes que han rotado en prácticas con ellos ese entusiasmo necesario para influir en su elección. Sin embargo, aunque esta es una condición importante que influye en este tipo de elecciones, no es la única y aunque seguramente hay médicos de familia desmotivados que paradójicamente tienen labores docentes, también sus condiciones de trabajo son captadas por los aspirantes MIR y estas les disuaden de tal elección.  Esta colaboración, destaca que la experiencia por sí sola no equivale a ser un buen clínico ni necesariamente a ser un buen profesor. Es la verdadera pasión la que capta la atención de los estudiantes y les deja una impresión duradera. El gran “maestro” sería aquel que vive su trabajo y desde su experiencia sabe definir los conceptos más complejos, las teorías abstractas y traérselos a la tierra al aprendiz. Es posible que esto sea una cualidad que ha de estar ahí para después ser cultivada, y que si no lo está previamente será difícil llegar a ser buen docente, aunque esto es así para casi todas las habilidades humanas. 

Con “¿Están justificadas las afirmaciones de la medicina narrativa? (3º de 3 artículos), cerramos el ciclo de tres artículos sobre el debate de la narratividad y la medicina narrativa. Aquí, Rolf Alzhen, nos presenta la medicina narrativa, tal como ha sido moldeada principalmente por Rita Charon y a la luz de los argumentos favorables y contrarios a la narratividad expuestos en los dos artículos anteriores, realiza un ejercicio de identificación y análisis de los tres supuestos centrales de la medicina narrativa según Charon, los cuales, desde su perspectiva, resultarían sólo parcialmente sostenibles. El trabajo de Alzhen, finalmente concluye afirmando que, incluso con ambiciones sustancialmente más modestas, la medicina narrativa sigue siendo uno de los intentos más interesantes y prometedores de revivir la subjetividad como elemento central de la práctica médica.

Concluimos este número con la narrativa Mis experiencias médicas con la ORL, en la que Emanuele Rossi, un profesional indirectamente relacionado con la sanidad a través de su trabajo como “tecnólogo de alimentos”, pero con una experiencia familiar y personal muy rica en el campo de la salud, nos ofrece de forma original y chispeante una visión crítica de nuestro trabajo.



     

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