Me alegré de ver a Pablo.
Francisco Camarelles Guillem
Médico de Familia en el Centro de Salud Infanta Mercedes en Madrid
Fue el miércoles 25 de marzo por la mañana, y era la primera vez que me tocaba entrar en el Pabellón 5 de IFEMA (Feria de Muestras de Madrid), donde 3 días antes se había montado a todo correr un hospital de campaña para tratar a los afectados por el Coronavirus. Los hospitales madrileños estaban a rebosar y era necesario montar un “aliviadero” de aquellos casos que no estaban para enviar a casa, y precisaban un seguimiento más estrecho. Como podéis imaginar, en mi cabeza se mezclaban muchas emociones de inquietud, temor, dudas, y cierto gusanillo en el estómago. No sabía qué me iba a encontrar. A punto de entrar en el control, montado por el SAMUR contando con voluntarios y donde te ponen el traje de protección, alguien se dirigió a mí con mi nombre “¿Qué tal Paco?”. La verdad es que no le reconocí a la primera porque llevaba mascarilla de protección. De repente caí, era Pablo el estudiante de medicina de la Autónoma de Madrid que estaba colaborando como voluntario poniendo los trajes de protección a los que accedíamos al pabellón.
Pablo hizo su rotatorio de Atención Primaria conmigo durante el mes de octubre pasado, y le estoy dirigiendo su Trabajo Fin De Grado TFG (Departamento de Medicina. Unidad Docente de Medicina de Familia y Atención Primaria). Un TFG que no tiene nada que ver con mi desempeño actual: “Prevalencia de consumo de riesgo de alcohol en Atención Primaria de la Comunidad de Madrid”. Un trabajo científico impecable de Pablo para el cual ya teníamos la aprobación de la Comisión Central de Investigación de Madrid, y del Comité Ético del Hospital la Paz, y que el maldito virus nos lo ha parado al igual que nuestras vidas. Mi primera reacción fue de alegría al verle y así se lo dije a Pablo. Y de satisfacción por verle implicado en este trabajo tan necesario de voluntariado sociosanitario. No hay duda de que los médicos españoles reciben una buena formación de pregrado, lo cual viene avalado por el reconocimiento de los diferentes programas de formación de médicos. Sin embargo, también hay acuerdo en la necesidad de abordar reformas encaminadas a lograr un perfil de formación médica más centrada en la dimensión humana del paciente y en sus necesidades como persona, y en los valores de la medicina (1).
Y dentro de estos valores están el compromiso social del futuro médico y su responsabilidad ante la sociedad. Es evidente que este tipo de competencias, morales, éticas y personales, no pueden fácilmente enseñarse mediante clases magistrales o evaluarse mediante exámenes de respuesta múltiple. Exigen un cambio de paradigma educativo, para el que estamos pobremente preparados (2). Pero no todo en la vida surge de la enseñanza reglada, y así muchos estudiantes de medicina de toda España están implicados en actividades sociosanitarias para la prevención y control de la epidemia del COVID19. El Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina CEEM (3) nos lo dice bien claro: ‘Nadie podrá llamarse buen médico sin antes haber demostrado que es un médico bueno’. Y por eso desde este y otros organismos de estudiantes están poniendo a disposición de las autoridades sanitarias su trabajo desinteresado con múltiples iniciativas. Para todos ellos mi reconocimiento y agradecimiento. Y en especial a Pablo Galindo Ballesteros, estudiante de 6º medicina de la UAM. Nuestros futuros médicos están dando la talla humana que se requiere para ser médico.
Referencias
1, Organización Médica Colegial OMC de España. Los valores de la Medicina. https://www.cgcom.es/sites/default/files/valores_medicina.pdf
2. Jesús Millán Núñez-Cortés. Valores del médico para un ejercicio de calidad: el profesionalismo. FEM (Ed. impresa) vol.17 supl.1 Barcelona jun. 2014. http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2014-98322014000500003
3. Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina CEEM. COVID19 https://www.ceem.org.es/2019/covid-19/