La motivación desde la perspectiva de la antropología relacional del Encuentro Interprocesual
Roger Ruiz Moral editor de Doctutor. Unidad de Educación Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid)
Resumen: El “Espíritu Motivacional” (o lo que funciona en motivación) está más bien apuntando a la consideración de la motivación no como una cuestión psicológica sino antropológica con consecuencias psicológicas. Desde esta perspectiva que sostiene “El encuentro interprocesual”, podemos decir que lo que motiva a una persona es que lo traten como persona (o vivir como persona, lo que incluye lo anterior). En este artículo se ofrece una visión general sobre los fundamentos de esta aproximación y algunas de sus consecuencias para la práctica clínica y educativa
Motivation from the perspective of relational anthropology of the Interprocessual Encounter
Abstract: The “Motivational Spirit” (or what works in motivation) is rather pointing to the consideration of motivation not as a psychological issue but as an anthropological one with psychological consequences. From this perspective held by «The Interprocessual Encounter», we can say that what motivates a person is to be treated as a person (or to live as a person, which includes the above). This article offers an overview of the foundations of this approach and some of its consequences for clinical and educational practice
Ser motivador de nuestros estudiantes y residentes y de nuestros pacientes es una característica fundamental del buen clínico y del buen tutor o maestro. Sin embargo, adquirir esa “competencia” en motivación es algo difícil de conseguir dada la gran variedad de encuentros clínicos y educativos y el escaso tiempo que un clínico docente tiene para dedicarse a adquirir y dominar ese complejo dominio. Aunque el impacto positivo de la entrevista motivacional sobre el cambio de conductas en los pacientes, así como del enfoque educativo motivacional en residentes y estudiantes sobre aspectos como el interés y otras actitudes positivas que fomentan el aprendizaje, parece que está bien documentado, sigue estando bastante confusa la forma en la que esto opera y los elementos de la motivación que influyen en ello de una manera más determinante.
Una de las razones por las que esto es así quizás sea porque no tenemos claro qué es realmente la motivación. El hecho de que dispongamos de multitud de teorías sobre esta, más que aclararlo apoya la existencia de confusión al respecto. Por ejemplo, una de las propuestas teóricas más exitosas sobre motivación es la que Maslow propuso a través de su famosa pirámide, con las motivaciones de índole biológico en la base para ir subiendo a otras más personales y alcanzar la cúspide con las de auto-realización, la cual puede llevar a engaños por diferentes vias, quizás la más evidente es el hecho, que la pirámide parece avalar, de considerar la independencia de los distintos eslabones. Por ejemplo, al considerar la auto-realización como la motivación de orden máximo e independizando la identidad social y la personal, lo cual ofrece una visión de la motivación en compartimentos estancos que no es en absoluto posible en el ser humano. Un problema adicional es que los médicos generalmente tendemos a acercarnos a la motivación desde perspectivas psicológicas y no desde perspectivas filosóficas que quizás pudieran ser más útiles y explicativas.
La perspectiva antropológica del encuentro interprocesual
El constructivismo afirma que el yo crea el significado y que esa construcción se ve afectada por el ambiente. Sin embargo la teoría del encuentro interprocesual de Orón Semper (2020) sostiene que las relaciones interpersonales son las que causan el significado: uno no construye el significado sino que este se co-construye. El acto humano que promueve el crecimiento siempre es cooperativo. La propuesta de Orón Semper es que algo es significativo en la medida en la que queda inserto en una relación interpersonal y será valioso cuando esa inserción sea hecha de forma que favorezca el encuentro interpersonal. Esto se entiende mejor con la propuesta gráfica del triángulo:
El significado se asocia a la línea que va del objeto a la relación, en cambio, el valor se asocia a la línea que asocia a las personas: el significado se atribuye al objeto y el valor a la relación (pag 141). Si aplicamos esta dinámica del triángulo al encuentro clínico motivacional, la motivación consiste en que el paciente descubra que el médico, de alguna forma lo conoce mejor que el o ella a si mismo/a, le quiere ayudar y de hecho le ayuda y le resuelve la tensión. El médico sabe que el paciente se siente superado por una determinada conducta insana y atiende su necesidad siendo paciente, dejándole un ámbito de expresión y ofreciéndole una atención personalizada en su necesidad que estará presidida por unos componentes actitudinales y comportamentales concretos que más adelante quedarán definidos como el “Espíritu de la motivación”.
Justificar esta aproximación pasa por justificar que las relaciones personales son siempre finalistas y que lo son siempre en todo acto humano, para ello Orón Semper postula una proposición axiomática antropológica que consiste en afirmar que “la persona existe, vive y crece por el encuentro de intimidad con otra persona”. La consistencia de este axioma solo puede estudiarse en distintos ámbitos y corroborarse por experimentación, y por ello indemostrable. Para ello Orón acude a la filosofía antropológica de Polo (1998), Spaemann (2000) o Akrivou et al (2018) donde puede encontrarse una discusión más extensa y fundamentada sobre este tema.
Evidencia de lo que funciona en motivación
De esta manera, casi toda la literatura médica que investiga la motivación en el ámbito de la práctica clínica intenta además de tratar de mostrar su impacto en la salud, de identificar los elementos de la conducta que llevan a ello y comprender los mecanismos a través de los cuales la motivación afecta a la conducta de los pacientes o los aprendices. Esto sin embargo es una via a la que los médicos estamos muy habituados por lo que resulta metodológicamente familiar y coherente para su enfoque.
Copeland et al (2015), en una revisión sobre como diferentes estrategias actitudes o habilidades, que el clínico usa de la entrevista motivacional (p.e., empatía, conductas determinadas,…) afectan a los resultados en el paciente (p.e. cambio de conducta, motivación), y que incluyó a 37 artículos originales, mostraron que el modelo o patrón más consistentemente involucrado en esta efectividad era el definido como “Espíritu de la entrevista motivacional” (motivational Interview Spirit) (Pollak K 2015 y Copeland et al 2015). Los autores definían este “Espíritu” con cuatro elementos: colaboración, aceptación, evocación y compasión. Este patrón “Espíritu” tenía una relación consistente con el cambio de la conducta e incrementaba la variable “conversación de cambio”…los otros elementos de la entrevista motivacional, entre ellos, las preguntas abiertas, las reafirmaciones, las frases reflexivas, los resúmenes, el evocar, el planificar, el enganchar, la compasión, colaboración, aceptación…, ya no eran tan consistentes con los resultados significativos. Lo que el concepto “Espíritu” incluía nos muestra que lo importante de la motivación es la forma en la que el clínico “está con sus pacientes” (y era por tanto percibido por estos) y no tanto “lo que les dice a sus pacientes”. Un clínico puede, así, realizar preguntas abiertas y construir frases reflexivas, pero si hace esto de forma que el paciente no percibe colaboración o aceptación genuina por parte del médico hacia su persona, estas técnicas comunicativas no le serán muy efectivas para ayudarle a cambiar su conducta e incluso podría alejarlo precisamente del cambio pretendido (sobre todo si la actitud que capta el paciente es de juicio crítico o reprobación). En realidad esta era la visión que tenían los fundadores de la entrevista motivacional, Miller y Rollnick cuando la definieron.
El “Espíritu Motivacional” está apuntando a la consideración de la motivación no como una cuestión psicológica sino antropológica con consecuencias psicológicas. Desde esta perspectiva podemos decir que lo que motiva a una persona es que lo traten como persona (o vivir como persona, lo que incluye lo anterior).
La motivación desde los principios de la teoría del encuentro interprocesual
La psicología muestra que tener y mantener una fuerte relación interpersonal es la motivación fundamental de nuestras acciones (Baumeister y Leary, 1995) El encuentro interprocesual defiende la idea de que la motivación central es “poder ser persona”, desarrollarse como tal en todas sus dimensiones posibles, cognitiva, social, emocional, moral… En tal caso, una actividad (el encuentro clínico motivacional, por ejemplo) será motivador si facilita el desarrollo de la persona. Eso implica que el médico o tutor clínico debería poner la actividad al servicio del paciente (o del estudiante), en lugar de que el paciente o estudiante estén en función de la actividad. Una actividad es motivadora solo si está al servicio del paciente.
Desde esta perspectiva, no es el gusto, el placer o sentirse bien lo que motiva al paciente o al estudiante, entre otras cosas, no se necesita sentirse bien, sino encontrar sentido a la propia vida y si eso supone sufrimiento o privación (como dejar de fumar o aprender una determinada habilidad), no solo se hace llevadero, sino que se puede usar para el crecimiento, y todo placer se disfruta más. Desde la antropología relacional del encuentro interprocesual, no hay ningún proyecto digno del ser humano que no sea otro ser humano. Cuando se descubre que la actividad que se realiza sirve para el encuentro, entonces esa actividad es significada como valiosa. Por eso no debe considerarse la autoeficacia como motivadora per se. Esta solo lo será si se inserta en el valor de una relación.
En otras palabras, desde esta perspectiva, el fracaso de las entrevistas supuestamente motivadoras de médicos a pacientes, sería porque se confunde utilidad con valor. Por ejemplo, si le decimos al paciente que cuando deje de fumar se sentirá mejor o dejará de toser, le estamos ofreciendo un argumento de utilidad pero no de valor, además de decirle lo que probablemente el paciente ya sepa o intuya lo que estaría detrás de provocarle sentimientos de rechazo por ser tratado como ignorante o incapaz (lo que se llama en motivación provocarle reactancia psicológica). Esto encaja en la mayoría de los argumentos que apoyan el enfoque motivacional de Miller y Rollnick y está en consonancia con los resultados de una gran parte de la investigación psicológica sobre motivación. El paciente como ser humano necesita encontrar valor y desde esta perspectiva algo valioso es algo que sirve para el encuentro con los otros. En el caso que nos ocupa: el cambio de conductas o la educación médica del aprendiz sería valioso para este encuentro. Queda por argumentar cómo sucede esto.
Referencias
Akrivou K, Orón Semper JV, Scalzo G. The interprocesual self. Toward a personalist virtue ethics proposal for human agency. Cambridge: Cambridge Scholars Publishing, 2018
Baumeister RF, Leary MR. The need to belong: Desire for interpersonal attachments as fundamental human motivation. Psychological Bulletin. DOI: 10.1037/0033-2909.1173.497
Copeland L, Mcnamara R, Kelson M, Simpson S. Mechanism of change within motivational interviewing in relation to health beaviors outcomes: A systematic review. Pat Edu Couns 2015;98:401-11
Miller WR y Rollnick S. La entrevista motivacional 3ª edición: Ayudar a las personas a cambiar. Barcelona: Paidos, 2015
Orón Semper JV. El encuentro interprocesual. Por un mundo para el crecimiento interpersonal. Zaragoza: Ediciones UpToYou, 2020
Pollak K. Learning what is in the “secret sauce” of MI that is essential for teaching busy clinicians. Pat Edu Couns 2015;98:399-400
Polo L. Antropología transcendental. Tomo I. La persona humana. Pamplona: EUNUSA, 1998
Spaemann R. Personas. Pamplona: EUNUSA, 2000