Desarrollo y caída de la empatía: Un debate para nuestros lectores
Doctutor
Hace unos días una compañera de mi centro leyó una anécdota recogida en un libro que estaba leyendo. El libro en cuestión se llama Inocencia Radical y su autora es Elsa Punset. La anécdota relatada es la siguiente:
“En un estudio en la Universidad de Princeton participaron 40 seminaristas de Seminario Teológico de esa ciudad (http://www.ptsem.edu/) . Tenían que ofrecer un sermón corto sobre la compasión ante un tribunal. A la mitad de los seminaristas se le asignó un tema bíblico al azar; a la otra mitad, la parábola del buen samaritano (aquel que ayuda a un hombre necesitado ante la indiferencia de los demás). Todos escribían su sermón en una sala de exámenes. Cada quince minutos, uno de ellos se levantaba para ir a dar su sermón en una sala de un edificio contiguo.
Camino de ese edificio, cada seminarista se cruzaba con un hombre que gemía en el suelo. Solo dieciséis seminaristas se detuvieron para auxiliar al hombre y no pararon en mayor medida aquellos que acababan de leer la parábola del buen samaritano.”.
La compañera que selecciono el texto comentó que le había servido para reflexionar sobre la teoría y la práctica cuando se trata de cuestiones que tienen que ver con la empatía y la compasión. Estoy de acuerdo con esa lectura de la historia que coincide con la que hace la autora del libro.
Elsa Punset apunta algunas cuestiones para explicar la actitud poco compasiva de los seminaristas que estaban preparando precisamente un sermón sobre esta virtud y que habían, muchos de ellos además leído un ejemplo práctico de una conducta compasiva. Entre ellas como la distancia mental de la persona que sufre puede ser el resultado de la no percepción, del no darse cuenta del sufrimiento que se desarrolla ante los ojos. El bloquear mentalmente la percepción de lo que se esta viviendo es un mecanismo de defensa habitual.
Esta autora también habla de otros mecanismos para poner distancia emocional como desresponsabilizarse de la situación y trasladar esta responsabilidad a otra institución o jerarquía social. La rutinas del trabajo, las normas, nuestras funciones reconocidas ejercen el mismo papel.
¿Podemos cambiar la palabra seminarista por la de residente o estudiante de medicina? Un reciente artículo (Neumann M, et al. Empathy Decline and Its Reasons: A Systematic Review of Studies With Medical Students and Residents. Academic Medicine, 2011; 86:996-1009), abordaba el tema de la caída de la empatía entre los residentes de medicina (es decir no cuestionaba el que la empatía estuviera baja, lo daba como hecho contrastado por la investigación, incluso más aún, que la empatía entre estos pasa de estar a niveles altos a bajar después). Las razones para la disminución de empatía durante los estudios de medicina y la residencia que apunta esta revisión son variadas. Algunos estudios señalan que los estudiantes de medicina y residentes de especialidades orientadas al paciente puntuaban más alto en empatía que aquellos pertenecientes a áreas más distantes al paciente (por ejemplo, cirugía o radiología) . La empatía disminuye significativamente en el tercer año de medicina cuando el estudiante suele tener sus primeras experiencias con pacientes. Del mismo modo, los residentes reducen la empatía durante su práctica clínica.
Muchos estudios apuntan a la angustia y el estrés como causa principal del declive de la empatía, pero también otros aspectos del curriculum oculto como:
• El maltrato de sus superiores o tutores: Los estudiantes de medicina suelen experimentar situaciones de acoso, menosprecio, degradación, incluso humillación, asi como discriminación en base a su sexo u otros factores
• Vulnerabilidad de los estudiantes de medicina y residentes: Valores como el idealismo, el entusiasmo, y la humanidad están presentes en los estudiantes al inicio de sus estudios, pero estos disminuyen a medida que se enfrentan a la clínica y la realidad (caracterizada por la enfermedad, el sufrimiento y la muerte) cambiando su enfoque hacia la tecnología y la objetividad en lugar de hacia los aspectos humanísticos de la medicina
• Problemas de apoyo social: muchos estudiantes y residentes disminuyen bruscamente el contacto con sus familias y muchos de ellos no tienen el apoyo social necesario
• Alta carga de trabajo: Cada vez más y especialmente en nuestro contexto de crisis los estudiantes y residentes son utilizados como mano de obra barata y tienen que enfrentarse a largas horas de trabajo, con falta de sueño y poca capacidad para equilibrar esto con una vida sana
Algunos estudios también analizaron aspectos del «Currículo formal / informal» como
potenciales causas de la disminución de empatía. Estos incluyen:
• Cortas estancias de los pacientes, que puede resultar en un fragmentada relación médico-paciente y no permite tiempo para la relación o para aprender de ellos
• Ambiente de aprendizaje inadecuado,
• Modelos de conducta inadecuados combinados con una visión de los medios y de la profesión médica idealizada, que puede llevarles a desarrollar expectativas poco realistas con respecto a la conducta de los médicos
Además, algunos han comentado que otra posible razón para la disminución de la empatía era la sensación de pertenecer a una élite o grupo privilegiado lo que conllevaba un racional distanciamiento del paciente. Desde luego existen, y algunos autores así lo mencionan, ciertos rasgos de personalidad como posibles determinantes
Vistos estos datos y la historia con la que empezábamos, tal vez esta nos pueda servir también para poner de manifiesto el desafío que la formación en esta área de sentimientos y actitudes y de comportamiento profesional implica. Esta claro que la teoría es prácticamente inútil, pero la cuestión se puede plantear incluso a un nivel inicial:
¿Es posible formar a los médicos en estas dimensiones?
¿Se requiere unos pre-requisistos relacionados con la propia personalidad de los sujetos y la tarea sería seleccionar para la medicina a aquellas personas que ya poseyeran capacidad de empatía y de compasión?
Con esa cantidad de factores negativos influyendo en nuestros residentes y estudiantes ¿es realmente posible desarrollar la empatía o al menos detener su caída?
¿merece la pena invertir energías en este tipo de educación?
En próximos números de Doctutor nos gustaría abordar estas preguntas e invitamos ya a los lectores a enviar sus ideas y reflexiones.